Debería decir que hace 21 años que conocí el amor...y, aunque no es del todo mentira, realmente fue hace 11 años cuando mi marido y yo conocimos el verdadero amor, el amor incondicional. Y además hacia otra persona que no éramos ninguno de los dos...
Hasta aquí podría parecer raro, pero seguro que más de uno -y una- luego comparte ese sentimiento con nosotros..
Hace once años, a las 21:45 de la noche (aunque no nos pongamos de acuerdo con la hora, tengo grabado el vistazo que le eché al reloj del paritorio una vez nació Norah, Chus :D ), después de 23 horas y 40 minutos de trabajo de parto, llegaba a nuestra vida alguien que lo cambiaría todo. Absoutamente todo. Norah llegaba como la soñé, con unos ojos grises preciosos abiertos de par en par y buscando comida, sin llanto...
No lloré..aguantaba la respiración viendo cómo reaccionaba ella. Tengo grabada la imagen cuando me la cogieron para limpiarle la boquita y la naricita y recuerdo que les dije a la ginecóloga y a la matrona... "No llora". Me dijeron, "tranquila, ya te cansarás de oírla llorar". Y entonces Norah rompió en llanto, y yo también.
Es indescriptible la sensación de felicidad, miedo y sorpresa que se llega a experimentar. Y también indescriptible todo el amor que nos trajo esta niña a nuestras vidas. Quien al conoce sabe que no exagero cuando digo que es un amor de niña.
Uno no imagina que se pueda querer tanto a alguien. Pero tanto!! Aunque lo que más hace que me emocione es todo lo que ha llegado a enseñarme mi hija en estos once años (y lo que me queda aprender). No hay nadie más capacitado para enseñarnos sobre nosotros mismos que nuestros hijos, nadie que te conozca más y nadie que te quiera como te quieren ellos. Nadie, de verdad. Solo tenemos que escuchar, observar...Nos empeñamos en enseñarles y son ellos los que nos dan continuamente lecciones de vida, así que solo puedo dar gracias porque llegaras a nuestra vida, a mi vida.
Feliz cumpleaños, mi niña. Te quiero