Suena como muy drástico y existencial el título de la entrada ¿verdad? Hasta puede asustar un poco y todo… Dicho a bote pronto quizás, pero así ha sido, por lo menos interiormente.
Conocí a Victòria Peñafiel a través de sus fotos y supe que quería aprender de ella. Su estilo natural, sin apenas aderezos, consigue que parezca sencillo lo que no lo es para nada. Poder asistir a uno de sus talleres (el último) ha sido lo mejor y más emocionante que me ha podido pasar. El punto de inflexión en mi proyección de futuro.
Fotografiar bebés es todo un mundo de aprendizaje y de descubrir cosas nuevas. Todo es imprevisible y depende de una criatura de días y de la asimilación de todo lo aprendido (que no es poco!). Un mundo dificilísimo pero igualmente gratificante…
Las fotografías con las que ilustro este post las realicé durante dicho taller. ¿A que después de verlas podéis entenderme un poquito?
Desde aquí aprovecho para mandar un besazo enorme a todas mis compañeras de ese día: Estefanía, Cristina, Olga y Carol, así como a Victòria y Leo y a las demás compañeras que he conocido a partir de Victòria y con las que comparto tantas cosas desde entonces. GRACIAS por estar ahí siempre, por ayudarme y animarme tanto. Vosotras si me entendéis… :)
Aleix y Luah, de seis días de vida, fueron nuestros modelos de ese día. Dos bebés como dos soles.